MARCELINE
FICHA ARTÍSTICA
Idea original: Albert Vilà, Eva Vilamitjana
Guion: Albert Vilà
Dirección artística y musical: Albert Vilà
Dirección artística y coreográfica: Eva Vilamitjana
Dirección cuarteto musical: Eduard Raventós
Coreografía: Eva Vilamitjana
Interpretación: Elsa Meneses (intérprete lírica), Eva Vilamitjana (bailarina)
Cuarteto de música: Eduard Raventós, Lluis Peña, David Andujar y Ernest Martínez
Escenografía: La petita malumaluga
Construcción de la escenografía: Arcadi Escursell
Diseño de vestuario: Elisa Sanz
Confección de vestuario: Goreti Puente y Gabriel Besa
Arreglos: Eduard Raventós
Grabación de voz: Albert Vilà
Diseño de luces: Alejandro Castillo y Albert Vilà
Técnico de luces y sonido: Alejandro
Diseño de vídeo: Blit
Producción ejecutiva: Ester Rodríguez
Ayudantía de producción: Silvia Fantou
Distribución nacional e internacional y comunicación: Quim Ríos
Diseño gráfico: Hermes LeBleu
Una coproducción de La petita malumaluga y Teatro Español / Naves del Español en Matadero Madrid

La vida y la carrera del creador del payaso moderno, un hombre nacido al sur de los Pirineos, reviven en un montaje con música en vivo, movimiento y tecnología aplicada a la escena, dirigido a bebés, niños y personas adultas.
Poca gente ha oído hablar de Marceline Orbés (Isidro Marcelino Orbés Casanova), un hombre nacido en Jaca en el año 1873, que fue payaso, mimo, acróbata, cómico y artista de circo, tanto en Barcelona, donde comenzó su carrera, como en Estados Unidos, el país que le concedió la nacionalidad a partir de 1922. El New York Times lo consideraba el mejor payaso del mundo. Fue maestro de Charles Chaplin y referente del gran Buster Keaton. Toda una estrella, actuó con Houdini y corría el rumor de que una princesa india asistía a cada una de sus funciones y le enviaba joyas para seducirlo. Pero el nuevo arte del cine que emergía por aquel entonces puso fin a su momento de gloria, y aquel auténtico fenómeno mundial cayó en el olvido en pocos años.
Ahora, La petita malumaluga recupera su historia con Eva, la posible tataranieta del gran Marceline, que anhela una carrera artística mientras recuerda la historia y el trágico final de su tatarabuelo. En escena, una bailarina, una cantante lírica y un cuarteto de cuerda formado por un violonchelo, dos violines y una viola. Además, una voz en off permite al público adulto disfrutar también de una dramaturgia madura y vincularla a la de los más pequeños. El espectáculo pretende ser un respetuoso homenaje a las artes escénicas, al romanticismo y a las luces y sombras de quienes dedican su vida al arte. Una mirada radicalmente interactiva a las artes escénicas contemporáneas y a las de principios del siglo XX. Una invitación a reflexionar sobre el papel del arte en nuestra sociedad con una propuesta dirigida a todo tipo de público, que invita a la libre expresión y participación de los bebés, y al vínculo entre intérpretes e infancia mediante objetos tecnológicos interactivos desarrollados por la compañía.