EL DIBUIXANT DE LABERINTS

Todo tiene un inicio. Que todo tenga un final, ya podríamos ponerlo en duda. Esta noche de insomnio, por ejemplo, ha comenzado cuando me he tumbado en la cama, pero parece que no vaya a terminar nunca. Igual que la sensación de extravío que siento desde pequeño, cuando dibujaba laberintos obsesivamente, quién sabe si para divertirme o para encontrar una salida. Aún hoy no sé quién quiero ser en la vida, no encuentro mi vocación, mi camino ni mi sentido vital.

Hoy he decidido volver al laberinto de Horta, donde tantas veces había ido de niño. Vosotros me acompañaréis, y viajaréis conmigo a las profundidades de mi —y de vuestro— cerebro; de mis —y de vuestros— miedos; de mis —y también de vuestras— esperanzas. Por el camino encontraremos seres mitológicos, sueños de infancia y leyendas del pop, como un hombre-laberinto, el Minotauro griego, Ariadna y su hilo o, incluso, Doraemon, el gato cósmico más famoso de todos los tiempos. Esperemos no perdernos.