ANA POLO: CASES D'ALGÚ
Buscar piso en Barcelona (escalofríos) apetece tan bien como remojar las córneas a un Polyklin (limpio o sucio, da igual, no nos engañemos, dan el mismo asco). Para la inmensa mayoría de los mortales, abrir el Idealista suele ser sinónimo de sangre, sudor y lágrimas. Pero ¿qué pasa si le damos la vuelta a la situación y convertimos el buscar piso en una experiencia de catarsis colectiva?







