Una mañana de invierno, Willem, un joven banquero afincado en Nueva York, recibe una llamada inesperada que le anuncia la muerte de su hermano pequeño, Pauli. Esta noticia lo obliga a regresar a Ámsterdam, la ciudad que dejó atrás hace años. Incapaz de encontrar su lugar en ese regreso incómodo, Willem empieza a escribir una serie de cartas a su hermano fallecido.
A través de estas cartas, reflexiona sobre su relación con la familia, el amor que no supo retener y la identidad que ha ido perdiendo por el camino. Con el paso de los días, la escritura se convierte en la única forma de poner palabras a lo que siente, de intentar entender qué ha perdido y qué queda aún vivo dentro de él.