SONGS FOR THE BITCH-WITCH WOMEN

Por qué el hecho de ser mujeres implica que el que decimos se ponga en entredicho? Desde una Cassandra que nadie se cree a una Joana de Arco quemada a la hoguera, de una Cristina de Tiro con la lengua arrancada a una Ana Orantes quemadura viva después de denunciar los maltratos de su marido en un plató televisivo. Desgraciadamente, no cuesta mucho encontrar ejemplos de figuras femeninas ridiculizadas, mutiladas o asesinadas por haber levantado la voz en un espacio tradicionalmente dominado por los hombres. Varias crónicas explican que, en ciertos episodios de crema de brujas, la voz de las mujeres torturadas se elevaba sobre el ruido del fuego y podía sentirse mucho después que las llamas se hubieran extinguido. Esta inquietante voz extracorpórea que se niega a morir es la base de un concierto escénico que se adentra en el mundo de aquello irreverente y monstruoso. Porque las mujeres siempre hemos estado muy cerca de los monstruos.

Songs for the bitch-witch women es una pieza escénica a caballo entre la performance, la música y el teatro que parte de la necesidad de encontrar una “otra palabra”; una palabra física que resuene en nuestros cuerpos, una palabra que recobre su sentido primigenio y se desprenda de eufemismos, un lenguaje que no obedezca las lógicas del pensamiento racional. Un concierto de tres mujeres-monstruo que se transforman constantemente, que lo son todo y a la vez no son nada. Es un trío de visionarias que predicen nuestro futuro colectivo y nos advierten del que vendrá. Es un oráculo de tres cabezas que se ríe de sí mismo.